1. Editorial
Conscientes de la naturaleza de las fuerzas que perturban la civilización industrial, rechazamos enérgicamente los principios en que se basan: el progreso, el desarrollo, el monopolio de la fuerza y el deseo manipulado. No creemos en las reformas, más bien esperamos que las contradicciones de dicha civilización den lugar a un movimiento subversivo, capaz de crear una nueva sociedad desindustrializada partiendo de sus ruinas.