Arden Monteseirin y su Torre Cajasol en la Alameda
Terapia Social
Dicen que el ``arte´´ para ser ``arte´´ tiene que ser curativo; cumplir una función, la de sanar. ¿Qué o qué cosas nos sanará el arte? ¿acaso pondrá remedio al estado policial?
¿a la especulación? ¿a las mentiras y engaños de los políticos?
El arte, el verdadero, el que le pertenece al pueblo, nos sanará el espíritu a través de la alegría y el folclore popular.
El artefacto como elemento de comunión popular y nexo de unión entres los corazones y las mentes plurales.
Curaciones milagrosas por médium de aquelarres paganos, que aunque solo sea por unos instantes, nos alivia de la tristeza producida por la injusticia social.Unión del ciudadano, de vecinos, de los habitantes de las plazas y calles; y nos ayuda, de una forma pacífica y tolerante a usar y reclamar lo que nos pertenece en derecho. Solo por unas horas, este derecho a reunirnos y usar la CALLE.
A Ocaña
Carta de una vecina
Jueves 24 junio
El distrito “molesta” más que el botellón.
Reflexiones desde un colchón intranquilo.
Por menesteres de la vida, soy vecina de la Alameda desde hace cuatro años. Cuatro años viviendo en el cogollo de la plaza y en la cercanía de multitud de luchas vecinales de diferentes índole.
Es increíble como se nos ha ido despojando lentamente del derecho de permanecer en las calles, de disfrutarlas, de auto gestionarlas, de improvisar desde la naturalidad sin tener que dar cuenta a una sarta de trámites burocráticos que no hacen más que engrisecer la espontaneidad popular.
No intento justificar el botellón y parto desde una perspectiva en la que me parece que es un fenómeno social a tratar a nivel de educación en valores y dice mucho de la forma en la que esta sociedad “ha empujado” a muchos jóvenes a convertirse en dependientes de este tipo de actos.
Pero la ley justifica su existencia, a pesar de estar despojándonos de derechos fundamentales, abogando por la “pacífica convivencia ciudadana”.
La primera vez que los ruidos alamedeños perturbaron mi sueño, no fue el botellón, fué, mi ahora ya gran amigo de las dos de la mañana, El Camión de la Basura con sus pitidos y luces cuan de una discoteca ambulante se tratara.
Pero eso puedo entenderlo y me acostumbré.
Luego las incesantes intervenciones policiales, los altavoces vociferando “alto!dispersen! Sirenas y luces azules eran entonces las que sobresalían en la semi-tranquilidad de la noche.
Y la noche fue perdiendo habitantes.
Y los que acusaban de ruidos, los que mandaban a los guardianes de la noche tuvieron el espacio para sí mismos.
¿Y ahora que hacen? Es sorprendente como la alameda se ha convertido en un espacio “plural” donde se celebran multitud de eventos, donde la música, los conciertos, la vida nos envuelve.
Pero son sobre todo SUS eventos, SUS conciertos SU gestión del espacio. Ahora hay mucha gente contenta por que la Alameda es una fiesta, pero no es nuestra fiesta.
Y...¿qué pasa ahora con todas esas personas mayores que en las reuniones de vecinos compartían sus problemas con el ruido nocturno? La ley iba a protegerlas, echaría al botellón, pero ahora que no está el botellón se organizan eventos casi a diario, da igual si es lunes, miércoles, día laborable o no... y conciertos que duran hasta más de las 12.
¿ese ruido ya no es sonoro? Ahora esas personas mayores que se quejaban por el ruido juvenil, no tienen capacidad moral quejarse, porque el ruido proviene de las mismas personas que proyectan ordenanzas para regular la convivencia ciudadana.
No digo que no haya derecho a celebrar eventos culturales, es más, animo a que se hagan, pero la hipocresia de las administraciones no puede ser más descarada.
Ahora ya tienen privatizada la plaza, su coto, y si se celebra algo debe ser bajo su control. Además debe haber una oferta cultural variada y concentrada en un solo espacio elegido para ser la cuna de la modernidad... y el resto de plazas y espacios de Sevilla pueden pudrirse hasta que alguien, de las no tan altas esferas, decida que es el momento de invertir en esa zona, destrozar el tejido vecinal, especular y formar un nuevo barrio de desconocidos ajenos, hasta que el último de los sobrevivientes desaparezca (tal vez en busca de lo que un día fue su vida) y se hayan perdido todas las pequeñas tradiciones que solo están registradas en la memoria popular.
Menos mal que existen días como los del miércoles que nos llegan a sorprender con una imagen que demuestra que la iniciativa desde las gentes no está extinta, y qué, aunque ellos impongan su rollo la peña siempre puede ir al suyo propio.
“Se lo que quiero decir aunque no sepa como decirlo”
Fascismo
Eso de quemar caras políticas es más propia del fascismo que de la democracia. De verguenza, absolutamente reprochable. Y yo, no comparto en absoluto las ideas del actual ¿alcalde?
este alcalde es mas propio del fascismo que de la democracia..
y la torre tambien y las setas y las ordenanzas...
tu democracia apesta!
aplauso
señora vecina, no puedo estar más de acuerdo, simplemente escribo porque me alegra que aún haya gente que piensa así en la alameda. Gracias
pd: qué dificil es ver el simbolito del "CAPTCHA" ese....
Absolutamente de acuerdo
Mi más sincera enhorabuena por tan brillante y acertado comentario vecina. Somos muchos los vecinos que soportamos el neofascismo capitalista de la izquierda representada por los comunistas de IU y los burgueses del PSOE.
Dar la cara
Menos quemar simbolitos y más dar la cara contra la verdadera derecha de la ciudad, que aunque se puedar estar más o menos de acuerdo con los que estan gobernando, no es la derecha, ni los nazis que se pasean y se mobilizan por nuestras calles señoras y señores...
A buen entendedor...
Un saludo a tod@s los que luchan con conocimiento de causa.
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