El Libertario # 58: Más chiquito pero igual de picoso
Ya está en Internet (www.nodo50.org/ellibertario) la edición correspondiente a Marzo-Abril 2010 del vocero anarquista de los movimientos sociales antagonistas, cuya versión impresa confiamos tener en la calle dentro de pocos días. La díficil situación económica que se padece en Venezuela, donde los costos de impresión se han duplicado, nos ha impuesto reducir el número de páginas, pero ello no limita para nada el entusiasmo y la combatividad que trae este número, que incluye el siguiente CONTENIDO:
- Editorial
- Cartas
- Doblepensar: La independencia de Repsol y Chevron
- La Foto: Sabino: Poco pan y pésimo circo
- ¿Gobierno de la clase obrera? / Humberto Decarli
- Libertad para Rubén González
- Las medidas de Chávez: Viva el atraso! / Domingo Alberto Rangel
- El misterio del viernes rojo / Charlotte
- Entrevista con Maza Zavala: "Este gobierno ha profundizado el capitalismo de Estado" / Redacción
- Transformemos el duelo privado en protesta social / CVCI-Lara
- Nuestros lutos / CVCI-Lara
- El segundo asesinato de Mijail / Redacción
- Ecosocialismo del Siglo XXI en Venezuela: Mito o realidad / Maria Pilar García
- Represión y control color verde oliva / Rafael Uzcátegui
- Vida y milagros de Orlando Castro / Salva
- La izquierda latinoamericana en tiempos posneoliberales / Pablo Dávalos
- Latinoamérica: Nuevo mercado principal para exportación de armas rusas
- Palabras mortales / Carlos Solero
- Socialismo sin permiso del Estado / Rebecca Solnit
- Los cuerpos de las mujeres como campos de batalla / Tere Mollà
- Para cuidarse de la infiltración estatal en los Movimientos Sociales / Indubio Pro Reo
- Adios Rachel / J.C.
- Jornadas Libertarias Medellín 2009: Construyendo un movimiento anarquista local / Equipo Organizador J.L.L
- Si queremos resultados diferentes no sigamos haciendo lo mismo / Oscar
... Y esto es lo que decimos en nuestro Editorial ...
:: Editorial El Libertario 58
La crisis actual de los servicios públicos en Venezuela es una muestra del grado de corrupción, ineficacia y demagogia generados por la burocracia que desde el año 1999 intenta, en nuestro país, perpetuarse en el poder. A pesar de haber percibido durante varios años los mayores ingresos de la historia reciente, producto tanto de los altos precios petroleros como de una política fiscal de naturaleza neoliberal, todo este caudal de petrodólares ha sido incapaz de generar una transformación real de la situación de pobreza y exclusión de las grandes mayorías y, en cambio, ha pasado a engrosar las cuentas bancarias de quienes, con la palabra “revolución” en los labios y el capitalismo en su corazón, han encumbrado su status socioeconómico a unas alturas inalcanzables para quienes, durante toda nuestra vida, estamos condenados y condenadas a sobrevivir con el salario mínimo.
El colapso del servicio eléctrico, así como los permanentes recortes de agua, no son consecuencia del cambio climático o de fenómenos naturales, como la propaganda del gobierno nos quiere hacer creer. Mientras desde Miraflores se ha edificado una sólida mitomanía que especula sobre un gaseoso “Socialismo del Siglo XXI”, la burocracia roja -hambrienta de poder, influencias y dinero-, hipoteca el futuro al revivir el pasado. Porque esa cúpula que hoy gobierna no representa nada nuevo, ningún proyecto renovador o una cultura diferente. En cambio, el bolivarianismo en el poder es una continuidad de la crisis de un modelo económico –la exportación de materia prima energética-, de un modelo político –la democracia representativa y seudoparticipativa-, de un modelo social –el populismo de conciliación de clases-, de un modelo de liderazgo –el caudillismo militarizante- y de un modelo cultural –la sociedad creada por la renta petrolera-. Una década de repetir la forma de gobernar que, desde 1945, los socialdemócratas adecos inauguraron para poner a nuestro país a tono con las exigencias del mercado mundial.
Sin embargo, empiezan a evidenciarse los signos del agotamiento del patrón de dominación de estos adecos de boina roja. La conflictividad social y popular se expande, lenta pero decididamente, por todo el país. Ya no son los reaccionarios partidos políticos desplazados del poder quienes convocan a través de sus medios de comunicación. Las tres mil protestas realizadas en todo el país durante el año 2009 fueron, en una proporción del 70%, motivadas por demandas sociales, siendo predominantes las relacionadas con los derechos laborales. Esta cifra representa el más alto número de la última década, y según las evidencias de estos primeros meses, la cantidad será superada ampliamente en el 2010. El malestar comienza a sobrepasar los diques creados por el gobierno para neutralizar la movilización comunitaria independiente y, como lo demuestra el asesinato de manifestantes, generando la misma respuesta del pasado: represión policial y devaluación de la moneda. Por otra parte, el gobierno chavista cumple 10 años de incumplimiento de sus propias metas en satisfacer las amplias expectativas generadas por el recambio burocrático. Como nos lo recuerda la falta de luz y agua, el colapso del transporte público y el Metro, el deterioro de los hospitales, la inexistencia de viviendas dignas, el desabastecimiento de alimentos básicos, el permanente aumento de precios y la inseguridad que nos asesina a razón de 14.000 personas por año, este gobierno es más de lo mismo que los anteriores.
Ante este escenario debemos continuar ganando la calle y profundizar los conflictos, estrechando lazos entre quienes luchamos por nuestros derechos. La solución se encuentra lejos de las urnas electorales y cerca de la organización de redes y movimientos autónomos, horizontales y beligerantes enfrentados al poder. Como han sugerido diferentes encuestas, crece el descontento con el gobierno y con los partidos políticos de oposición. El mismo ímpetu con el que enfrentamos a los autoritarios del presente nos hace mantener a raya a los herederos del pasado. La paciencia humana frente a la humillación tiene límites. El rechazo a los demagogos de ayer y hoy abre una posibilidad para quienes persistimos en la idea de una profunda transformación del país, teniendo como norte los ideales de justicia social y libertad. Si algo nos debe enseñar la amarga experiencia de la IV y la V República es que no existen atajos ni líderes providenciales que nos abran las puertas del paraíso, y que no hay nada que se remedie con un simple cambio de gobierno, mientras se mantengan las estructuras de dominación –y las formas de pensar que las hacen posibles- intactas. Hemos soportado la ignominia durante mucho tiempo, pero cuando se comienzan a abrir los ojos el huracán es indetenible. Hay una posibilidad que en alguna parte se levanta, y que camina hacia nosotros y nosotras como una sombra en busca de su dueño.
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