La carcel no es virtual
Exigimos la inmediata puesta en libertad sin cargos de los tres activistas de Anonymous detenidos hoy, entendiendo que dichos cargos son puramente ficticios por haberse producido en el ámbito de lo virtual y no haber tenido verdaderas consecuencias para los supuestos afectados.
El comisario de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT), José Manuel Vázquez, aparecía hoy ante las cámaras de los medios de comunicación para anunciar la detención de tres activistas del movimiento Anonymous. En las fotografías difundidas aparece el comisario con cara de estar aguantándose la risa evidenciando lo ridículo del supuesto delito de tamaños criminales. Mientras realizaba declaraciones involuntariamente patafísicas como “Pueden parecer trastadas de chavales, pero ya es un delito”, encima de la mesa y sostenida por él mismo se hallaba la burlona máscara del protagonista de V for Vendetta.
Debemos entender que al mismo ritmo que el ser humano es instigado a enclaustrarse en la red informática para poder recorrer las autopistas del consumo sin límites físicos, el sistema necesita generar las barreras que marquen lo permitido y lo delictivo. Para ser efectivo, el establecimiento de lo virtual ha de reproducir análogamente las estructuras de lo real, especialmente las reglas e instituciones que supuestamente protegen al ingenuo internauta y salvaguardan el orden establecido. En ese tránsito a lo incorpóreo hemos de confundir las consecuencias de nuestros actos y las autoridades competentes se afanan por establecer una burda versión cibernética del orden de siempre. Los dueños del tinglado, esos que nos permiten ser libres para cliquear la revolución que viene, se han sentido agredidos: unas pequeñas hormigas han paralizado sus páginas durante unas horas. ¡Semejantes crímenes no pueden permanecer impunes! Imponiendo un castigo que nada tiene de virtual lograrán afirmar aun más la permanencia del simulacro.
En el nuevo orden de lo existente que pretenden imponernos, cuando la imagen virtual sustituya a lo real, lo que antes era publicidad de Sony (su página web corporativa) se convertirá en Sony realmente y lo que antes era mera información al ciudadano de la Junta Electoral, se convertirá en la verdadera Junta Electoral. De tal modo que el respetable comisario Vázquez se ha erigido como abanderado de un mundo nuevo en el que los ataques cibernéticos serán tan o más graves que los atentados reales. Y por eso, ahí tenemos la imagen de ese hombre que se reía como lo hacían quienes detuvieron a Josef K., conscientes de la estúpida crueldad con la que el sistema golpea a sus inermes ciudadanos. La brutal desproporción de lo sucedido es inaudita: a un supuesto delito virtual le van a corresponder penas reales.
Nos vendieron la red diciéndonos que en ella seríamos, al fin, libres, que el mundo estaría en nuestras manos. Y, sin embargo, nos encontramos atrapados en esta tela de araña, frente a la pantalla, tomando la sopa boba de siempre, sin poder siquiera consentirnos bloquear la página web de quienes tanto en el mundo virtual como en el real son dueños de nuestras vidas. La lección está clara, esperemos que esta vez la aprendamos pronto.
Revista El naufragio
Sevilla 11 de junio de 2011
Enviar un comentario nuevo