Faltando pocos días para la posesión de la economista Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores–PT, en el gobierno brasileño hace ocho años, inclusive como principal partido), es notable la expectativa en cuanto a los posibles cambios de ruta en la política externa de Lula. Ella viene siendo blanco de los ataques de oposicionistas políticos y mediáticos hace un buen tiempo. Como estamos en un país de corta memoria, se acostumbra asociar el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva como protagonista independiente en el escenario internacional, desmarcado de la potencia militar hegemónica (los EUA) y líder del continente. No siempre fue así. Los primeros años de Lula en el Palacio de Planalto tuvieron como marca la aproximación con el gobierno de Bush Jr.