La inversión extranjera constituye, en el mundo globalizado de hoy, una interconexión cada vez más activa, que vincula países, mercados y economías.
En Cuba la inversión extranjera es un complemento a los esfuerzos nacionales de desarrollo y su admisión se hace sobre la base de proyectos de interés nacional con un significativo impacto económico y social.
Pero las medidas del bloqueo impuesto a nuestro país también limitan y, en muchos casos, vetan cualquier tipo de participación de compañías inversionistas foráneas en la Isla.
Para las empresas norteamericanas tal opción está totalmente vedada, igualmente para las entidades que forman parte del patrimonio de terceros países, pero que utilizan algún componente estadounidense en su proceso productivo.