Hoy los pañuelos han agitado el viento, lo han pintado de los colores que tenían más a mano; no eran muchos: el color de la lluvia, el color del frío, el de la rabia, el de la fuerza al sentir la respuesta.
Esta noche hemos llegado a la cena familiar de fin de año, -quienes eran esperadas para ello-, especialmente roncas, empapadas, enfangadas, y por si todo esto fuera poco, con un navideño toque policial en nuestros virtuales expedientes; nada oye, es simplemente por seguridad.
Hoy hemos rodeado el perímetro de seguridad, y dentro de la cárcel, quienes lo han tenido posible, han rozado también su propio perímetro de seguridad. Brazos, telas, voces, silbidos. Lo que podía salir de allí salió en un corto vuelo. >>>