Para quien no se acuerde, el primer turno de las elecciones presidenciales de 2006 fue monótono. No hubiera podido ser de otra manera, teníamos un candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) poco conocido, Geraldo Alckmin (vulgo “helado de Cayote”) disputando votos con Luiz Inácio Lula de Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT) desde hacía décadas y entonces presidente de la República.