Desalojos en tiempo récord, sin notificaciones o abiertamente ilegales; procesos judiciales inusitadamente breves pese al tan cacareado colapso del sistema judicial; acoso a militantes en los barrios donde se concentran las okupas; gente durmiendo hasta dos noches en comisaría por acusaciones que poco tienen que ver con la okupación; detenciones -relativamente inusuales en los últimos años- a las pocas horas de entradas en nuevas casas; intimidaciones a los grupos que se concentran para apoyar a lxs compañerxs desalojadxs; agresividad ante la presencia de cámaras de fotos; la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional y sus pasamontañas registrando cada detalle de los desalojos y con identificaciones paralelas a las de los antidisturbios…