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Centros de menores: La rentabilidad de la pobreza

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Centros de menores: La rentabilidad de la pobreza

Hasta hace unos años, la pobreza y la delincuencia (siempre de la mano) eran realidades nada rentables para el Estado. Las pocas organizaciones formales, que socialmente estaba aceptado que tratasen con estas personas, eran las católicas, que trabajaban con un modelo asistencialista caritativo (el cual tampoco aportaba nada para una solución real del problema). Pero desde hace un tiempo, se ha descubierto que a través de esta problemática se puede conseguir mucho dinero. Constructoras, subcontratas, concursos públicos, Servicios Sociales, megacentros penitenciarios, fábricas carcelarias, etc.)

El tema de los centros de menores es un tema muy latente últimamente, y debido a los debate mediáticos sobre el cambio del código penal también se le ha dado un papel relevante al endurecimiento de la ley del menor. Pero realmente cabría destacar qué clase de intereses esconde este endurecimiento y si realmente lo que se necesita es endurecer la ley o dar un cambio total a cómo se está tratando el tema de las/os chavalas/es.

No hay nada más molesto para este sistema capitalista que una persona inútil para el mismo. Por  ello; ¿de qué forma podemos hacer rentable a quien no puede aportarnos nada más que disgustos?  En el año 2001 con la reforma de la Ley Orgánica 5/2000 Artículo 45.3 se deja constancia de que se podrán establecer convenios o acuerdos de colaboración con otras entidades ya sean públicas  o privadas sin ánimo de lucro, siempre bajo la supervisión directa de cada Comunidad Autónoma y que no suponga la cesión de titularidad. Con esta ley se da carta blanca a distintas fundaciones para la gestión de estos centros. Un ejemplo de este tipo de “fundación sin ánimo de lucro” es el de la asociación GINSO, actual gerente del centro de Reforma de Menores “Teresa de Calcuta”, que nace a raíz de esta nueva ley.

Un empresario dedicado a la construcción gestiona y edifica en Madrid un centro de reforma de menores a través de una asociación sin ánimo de lucro llamada Ginso. La Comunidad le dará para ello 157 millones de euros. El presidente de Ginso tiene una empresa a la que ha encargado el proyecto de obra. La construcción corre a cargo de dos empresas vinculadas a él. El Gobierno regional asegura que esta práctica es legal y se ampara en la Ley del Menor del 2000 que permitió a las comunidades autónomas dejar en manos de asociaciones sin ánimo de lucro el control de los centros de menores condenados a privación de libertad. Este empresario también opera en Andalucía donde ha conseguido la gestión y construcción de dos reformatorios. (El País, 23 mayo, 2006)

Es en este centro Teresa de Calcuta donde hace ahora un año murió Ramón Barrios de 17 años, vecino de Villaverde, en extrañas circunstancias. Ramón fue condenado a cumplir doce fines de semana de arresto en el centro Teresa de Calcuta (pena conmutable por una multa de 300 euros). Al no poder la familia hacer frente a esta multa ingresó en el centro. No queremos incidir en las extrañas circunstancias de la muerte de Ramón, de la cual hacemos totalmente responsable al centro y a la Comunidad de Madrid, pero queremos recalcar el hecho de que de haber tenido dinero para pagar esa multa, Ramón seguiría vivo y muchas otras personas no estarían encerradas en estos centros de internamientos.
Pero esta no es la única muerte. Por citar alguna:
Philipp García de 16 años apareció muerto en su cama con una bolsa en la cabeza, en el centro de internamiento Nivaria (Tenerife) en noviembre de 2004,
Bajo la tutela de O´Belen (otra gran fundación “sin ánimo de lucro”) mueren dos chicos y una chica (que sepamos)

David (12) apareció ahorcado en el centro de protección Baix Vinalopó en Elche en mayo 2007.
Hamid (13) fue encontrado colgado en su celda mientras se encontraba en régimen de aislamiento en Picón del Jarama, en diciembre de 2008.
Miguel (17) se ahorca cuando estaba en aislamiento en el centro de menores Illundain Hariz Berri en marzo de 2009.
Saray (14) se tira de un coche en marcha cuando se encuentra de camino al centro casa joven de Guadalajara en abril de 2009, este centro sería clausurado ese mismo año.

Con esto queremos dejar constancia de cuál es el perfil de la población que masifica estos “reformatorios”. Vienen de familias con pocos recursos económicos y de barrios humildes. Es decir, para un chaval con recursos económicos y que Servicios Sociales ni siquiera sabe de su existencia, cualquier conflicto podría ser una simple travesura digna de su edad. Sin ir más lejos, ¿qué hubiera pasado si Froilán  (recordamos, el nieto del rey que se pega un tiro en el pie en unas prácticas de tiro con su padre) viviese en un barrio como Carabanchel o Vallecas y cuya familia estuviese en el punto de mira de Servicios Sociales? Con toda seguridad el niño habría sido apartado de sus seres queridos para ser internado en un centro donde “protegerle”, sin contar con la repercusión mediática  que hubiera sido muy diferente a la que se le ha dado al caso de Froilán.

La realidad de estos centros está muy lejos de su finalidad educativa y de reinserción, ya que parece paradójico que para conseguir que estas personas se adapten a la sociedad se opte por alejarlas de ella. Gracias a muchos informes es sabido que los/as profesionales que trabajan allí dentro tienen muy limita su actuación, como también que muchas de las personas que trabajan allí en realidad son profesionales del ámbito de la seguridad.

Según la opinión pública, sesgada por los medios de comunicación, los centros de menores son sitios donde una serie de “profesionales” trabajan con los/as chavales/as para mejorar su conducta de cara a la “reinserción” en la sociedad.

Sin embargo en estos centros predomina el carácter de custodia sobre el educativo, se dificulta la integración en actividades sociales, en muchos no pueden salir al patio (algunos ni tienen), produciendo un deterioro de la conducta que se da de forma más intensa cuanto más temprano es el internamiento y más largo el periodo de permanencia.

No queremos, con este artículo, quedarnos en lo meramente anecdótico, sino que veamos que es posible la lucha contra estos centros que han demostrado no ser una respuesta a las necesidades de estas/os chavalas/es. Tampoco únicamente con la situación que viven dentro de los centros sino que nos planteemos alternativas y difundamos la realidad que están viviendo estas personas. No podemos quedarnos en un segundo plano, de forma pasiva, sino que debemos actuar frente a la realidad en la que vivimos.

Por ello, nos parece importante resaltar ejemplos que se han llevado a cabo y que han tenido éxito para dar un paso contra estos centros:
En el año 2007, el centro de menores “La Jarosa” (Tetuán – La Ventilla) fue clausurado tras una investigación por parte del defensor del pueblo al ser alarmado por varios grupos de personas mediante movilizaciones, charlas y difusión de panfletos que sacaban a la luz la verdad de este centro.

A raíz de estas movilizaciones también se consiguió el cierre de otros centros como “Casa Joven” de Azuqueca de Henares, “Nuestra Señora de La Paz” en Villaconejos del Trabaque y las Doramas en las Palmas.

Todos estos centros pertenecían a la fundación O´Belen y la campaña no se centraba únicamente en difundir lo que ocurría dentro de ellos, sino también hacer presión a las cúpulas más altas, ya sea a los directivos o a quienes financiaban esta fundación. En primer lugar el presidente de la fundación Emilio Pinto acabó dimitiendo de su cargo, siendo sucedido por Javier San Sebastián, y se llevó a cabo una campaña contra Ibercaja que, finalmente, dejó de financiar a O´Belen. Otro ejemplo puede ser el de Caja Mediterránea en Alicante que iba hacer un concierto benéfico para O´Belen que no se llevó a cabo gracias a la presión social. Actualmente se está llevando una campaña contra Triodos-Bank, uno de los soportes económicos actuales de O’Belen.

Animamos a las personas que están en contra de estos centros (tanto de reforma como de protección) que vulneran las libertades de cada individuo a que luchen contra esta realidad, juntándose en asambleas con personas interesadas en el tema, haciendo concentraciones, creando debates, charlas, poniéndose en contacto con chavalas/es y familiares para sacar a la luz sus vivencias y, sobre todo, cuestionándose así si el encierro es una forma de educar y reinsertar.

Desde la asamblea contra los centros de menores se están realizando actividades como la presentación del libro “Decimocuarto Asalto” presentado el mes pasado en la plaza de Xosé Tarrío y para este mes la proyección del documental “Menores y Guardianes” en distintos barrios de Madrid, con el objetivo de llevar el debate a la calle.

Asamblea contra los centros de menores (Madrid)
www.centrosdemenores.com

 

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