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Criterios de calidad para una vía ciclista en la ciudad
Enviado por Anónima el Jue, 28/04/2011 - 17:48.Las vías ciclistas segregadas del tráfico en las zonas urbanas (aceras-bici y carriles-bici) crean molestias, anomalías y peligros para los ciclistas, peatones y otros vehículos. Estos problemas se agravan si aumenta la velocidad del ciclista y la densidad de ciclistas en circulación por estas vías:
- La falsa seguridad del carril-bici urbano
- ¿Qué es un carril-bici urbano?
Los problemas que generan estas infraestrcuturas, descritos en los dos anteriores documentos, solo se pueden resolver de las siguientes formas:
- Circular adecuadamente por la calzada. (1 y 2)
- Detenerse en todos los cruces y circular lentamente (de 5km/h a 10 km/h, dependiendo de la densidad de ciclistas y/o peatones). Por este motivo, fomentar el uso de la bici a través de estas vías destruye su atractivo como medio eficaz de transporte ya que, normalmente, el ciclista puede circular por la calzada a mayor velocidad de forma óptima. Las políticas que persiguen atraer nuevos usuarios de la bicicleta a través de estas infraestructuras difícilmente lograrán un cambio modal reduciendo el uso de los vehículos a motor (especialmente motocicletas y ciclomotores) ya que, en presencia de carril o acera-bici, se limita obligatoriamente la velocidad media del ciclista: según el artículo 36.1 del Reglamento General de Circulación (que desarrolla el artículo 15 de la Ley de Tráfico) y las Ordenanzas Municipales de la mayoría de ciudades (Sevilla, San Sebastián, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Getafe... ), las vías ciclistas son de uso obligatorio en las calles donde existan.
- Resolver los problemas descritos a través de soluciones técnicas adecuadas a la trama urbana de nuestras ciudades. Como hemos comentado, estos problemas vienen dados por las características propias de las vías ciclistas segregadas. La solución técnica vendría dada corrigiendo los problemas creados por esta infraestructura: el ancho; las distancias laterales de seguridad respecto a otros usuarios, vehículos y peatones; la ubicación en la calle; las intersecciones; las anomalías en el tráfico; la bidireccionalidad; la visibilidad; los giros con radio de curvatura reducido y trayectorias tortuosas. La vía ciclista adecuada que da respuesta a estos inconvenientes es la denominada “reservada”. En el entorno urbano, no deberían hacerse infraestructuras para la bicicleta que no cumplan los siguientes criterios mínimos de calidad:
1. Unidireccional en el sentido de circulación normalizado.
2.Debe ubicarse en la calzada.
3.De anchura, al menos, igual a la de un carril de tráfico normal.
4. Antes de una intersección a la derecha, la vía ciclista debe ser de uso compartido por todos los vehículos a lo largo de una longitud suficiente que les permita hacer los giros hacia ese lado en condiciones óptimas.
5. En las incorporaciones desde la derecha, las vías ciclistas deben ser compartidas por todos los vehículos con una longitud suficiente que les permita incorporarse al carril contiguo a la izquierda de la vía ciclista reservada.
6. Sin separación física que impida que el ciclista pueda cambiar de carril para girar a la izquierda, evitar obstáculos o hacer adelantamientos.
7. Si hubiera carril bus-taxi, la vía ciclista deberá situarse a la izquierda de éste.
8. Antes de una intersección a la derecha, el carril bus-taxi debe ser de uso compartido por todos los vehículos durante varios metros para que puedan hacer los giros hacia ese lado en condiciones adecuadas. En este caso, la longitud de uso compartido de la vía ciclista antes de la intersección deberá ser mayor para permitir el giro de los vehículos que están a la izquierda.
9. En las incorporaciones desde la derecha, si hay carril bus-taxi (para facilitar la incorporación de los vehículos hacia el carril de la izquierda), éste deberá ser de uso compartido varios metros. La vía ciclista deberá tener una longitud compartida mayor.
Lógicamente, la implantación de estas vías ciclistas no se puede llevar a cabo en la mayoría de las ciudades de España por sus limitaciones de trama urbana y porque no parece que exista la intención de reducir los espacios destinados al tráfico motorizado (salvo por motivos de índole turística, especulativa y/o comercial en el centro de la ciudad). Pero no por eso hay que deprimirse porque no es más que una mejora técnica de la calzada que, si se sabe circular correctamente por ella, no es necesaria, ya que la autonomía y el saber hacer del ciclista es lo que determina su propia seguridad.
No hay que llevarse a engaño: ninguna mejora técnica, ni vía o infraestructura, por segura que parezca, hace desaparecer los accidentes evitables mientras los ciclistas no conozcan los riesgos y sepan salvarlos (ubicación del ciclista, gestionar el espacio, señalizar, ser visible y predecible, comunicarse con el resto de vehículos y peatones, autonomía para circular por cualquier tipo de calle, etc.) (1 y 2).
Además, esta vía ciclista (al igual que las segregadas del tráfico), tampoco eliminará el miedo del ciclista novel a circular por el resto de calles, es decir, no evitará la invasión masiva de ciclistas circulando por las aceras. Las infraestructuras no enseñan a salvar los riesgos, por lo que al finalizar o al escoger un itinerario diferente al marcado por ésta (incluso al circular por calles con calmado del tráfico –limitación de velocidad a 30 Km/h en todas las calles de único sentido y las de un carril por sentido anunciada por la DGT para la próxima reforma del Reglamento de Circulación–) los ciclistas seguirán sin saber cómo conducir su bici de forma segura, cómo posicionarse en la calzada, etc., por lo que optarán por circular por las aceras.
En cualquier caso, también existen mejoras técnicas de la calzada que favorecen a todos los usuarios (mayor visibilidad en las intersecciones, por ejemplo) e infraestructuras que no llevan la firma de la bicicleta, pero que sí le facilita su circulación.
Por todo ello, la formación ciclista para que los ciclistas conduzcan su vehículo de forma autónoma, segura y responsable es prioritaria sobre cualquier tipo de infraestructura, y es un pilar fundamental en toda política de promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte eficaz.
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