Por Lucia Tejero Abselan (*).

Desde el 2003 los y las modelos que trabajamos en la facultad de Bellas Artes venimos arrastrando una ristra de irregularidades varias como el incumplimiento de acuerdos y del estatuto general de los trabajadores. Se puede decir que, dado el momento por el cual atraviesa el Estado español, no es una novedad encontrarse con los malabares que hacen los empresarios para llevarse al currante al agua. Pero se nos colmó el vaso.

En septiembre del año pasado nos llegaba el agua al cuello; habíamos pactado en anteriores SERCLAS (centro de conciliación de empresas) un precio por hora de 13.04 euros que nunca hemos cobrado. Hemos tenido un único aumento salarial en 15 años, jamás nos ha llegado el IPC que la empresa Eulen sí recibe de la Universidad de Sevilla. Nos han quitado los festivos con efecto retroactivo desde el 2007 porque, como posamos desnudos, ¡¿para qué queremos algo que por ley son horas efectivas de trabajo que debemos percibir los y las trabajadoras?! Hay compañeros que llevan siete años con contratos por obra y servicio, las vacaciones no las disfrutamos, pero tampoco las cobrábamos. Esto ofende a la inteligencia, a la moral, a lo que uno cree que es el respeto. Pero hemos ganado!

Los modelos en vivo de la facultad de Bellas Artes de Sevilla desconvocamos la huelga que iniciamos el 9 de Febrero, ese mismo día. Conseguimos que las reivindicaciones que llevábamos reclamando desde hace siete años llegasen a su fin gracias a una lucha que parecía larga y cansina. Llegamos a un acuerdo y en él pactamos un nuevo precio por hora de 15.31 euros la hora en el que están incluidas las vacaciones, la revisión del IPC anual, el pago de los festivos que no nos querían pagar y además lo devuelven como lo robaron, con efecto retroactivo desde el 2007 y los compañeros de la plantilla que por ley les corresponde ser fijos (12) firman la reconversión de sus contratos en unos días. ¿Qué nos dice todo esto? Que el trabajador no es vulnerable cuando nos unimos para ir a saco a por nuestros derechos y decir a pie de megáfono: basta ya de precariedad.

No nos damos cuenta de lo que somos o de lo que podemos hacer cuando nos quitamos el miedo que nos meten los de arriba, ni nos damos cuenta de que unidos, los papeles se cambian. Son ellos los que podrían llegar a tener mucho miedo, si unidos, fuertes, y a muerte, luchamos por lo que como personas y trabajadores nos pertenece. Las luchas no son fáciles, pero si a la unión del colectivo le añadimos la potencia de un sindicato como el nuestro, el SAT, las cosas cambian. Por eso hay que buscar alternativas a los sindicatos que tenemos en el menú del día. Llevamos cinco meses afiliados al SAT y en este tiempo hemos conseguido con su apoyo embrutecido lo que en siete no logramos con nuestro anterior sindicato.

No nos han hecho terapia de abducción, solo han estado a nuestro lado compartiendo nuestras reivindicaciones y haciéndolas suyas.

*Delegada de Personal del SAT en la US y militante de En lucha