CRÓNICA DE LA CHARLA DE LUCIO URTUBIA ORGANIZADA POR APOYO MUTUO Y LA FEL, en el CSOA Sin Nombre
La Sociedad Obrera de Apoyo Mutuo y la Federación de Estudiantes Libertarios organizaron el pasado 19 de noviembre una charla-debate de Lucio Urtubia en el CSOA Sin Nombre (San Bernardo, Sevilla), en la que repasó algunos acontecimientos de su vida, cómo surgieron y se desarrollaron sus relaciones con el movimiento libertario, sus ideas sobre el anarquismo o sobre la posibilidad y necesidad de la acción revolucionaria.
Esta actividad se planteó aprovechando el conocimiento del viaje de Lucio Urtubia a España, pues tiene fijada su residencia en París. Pero su asistencia no se pudo cerrar hasta última hora, ya que iba a permanecer aquí muy pocos días y en principio no tenía previsto venir a Sevilla, por lo que el acto se pudo preparar con muy poco tiempo de antelación. Aun así, una vez confirmada su participación, a pesar de la escasa difusión que se pudo hacer, asistieron más de ochenta personas, que llenaron la sala desde mucho rato antes de la hora prevista, dejando claro la expectación que produce este hombre, nacido hace 79 años en Cascante, Navarra, al que se presenta, casi como una segunda piel, como “albañil y militante anarquista”.
Su historia está recogida en libros, en sitios Web e incluso en un documental estrenado en 2007 sobre su vida. Una biografía marcada por hechos espectaculares: falsificación de documentos para ayudar a la resistencia antifranquista, robos y atracos por toda Europa para financiar a guerrillas y movimientos revolucionarios de todo el mundo, falsificación de cheques de viajes de la poderosa Citibank, que estuvo a punto de quebrar, y con el que llegó a un acuerdo extrajudicial para zanjar el asunto a cambio de devolverle las planchas de grabación originales y una considerable suma de dinero, relaciones personales con Albert Camus, André Breton, el Ché Guevara, cinco órdenes de internacionales de búsqueda y captura...
En su intervención, Lucio Urtubia, aun considerando que hay personas que te cambian la vida, “que nos ayudan a convertirnos en lo que somos” (destacando, en su caso, por ejemplo, a Quico Sabaté), quiso, en primer lugar, despojarse de la vestidura de mito (“yo no creo en los héroes”), para resaltar, en cambio, que “nada de esto me pertenece, soy lo que soy porque he sabido compartirlo con anarquistas y libertarios”, así como aquellos aspectos que marcaron su posterior camino, entre ellos, la extrema pobreza vivida en su infancia (“para mí es una desgracia nacer rico”) o la inocencia inicial con la que se lanzó a la lucha (“yo, inocente, que no sabía ni lavarme las manos, sólo tenía antipatía al franquismo, por lo que vi y viví”).
A lo largo de la charla y en el posterior debate, insistió varias veces en su condición de albañil, incluso ironizando (“no había puesto los pies en la Universidad ni como albañil, y hoy me llaman para hablar hasta de las Universidades”), pero sobre todo, para incidir en que cualquier persona es capaz de realizar acciones revolucionarias (“se puede cambiar, se pueden hacer mil cosas, pero hay que querer y creer”) y en la necesidad de actuar (“somos muchísima más gente de la que nos podemos imaginar… nuestros adversarios, cuánto más los dejemos, más grandes serán, hay que luchar”).
Y lanzó un llamamiento a la gente más joven. “El ser humano es otra cosa que beber, comer y dormir… si vais a vivir y llegar a mi edad sin hacer nada, ¿para qué vivir?”.
En los instantes previos, los organizadores preguntaban al propio Lucio si quería empezar la charla o si antes se proyectaba su documental. “¡A mí me da igual, yo he venido a convenceros del anarquismo!”. Convencer. Un verbo que hoy en día asustaría en este contexto de escepticismo político, de fraccionamientos de la extrema izquierda, de desconfianza hacia el otro y sus ideas. Pero en su boca, convencer suena a honestidad. Y a esperanza.
Enviar un comentario nuevo