"Inmigrante de mierda, esto te servirá de escarmiento" - Testimonio de un inmigrante ecuatoriano aobre su expulsión
"Inmigrante de mierda, esto te servirá de escarmiento"
El ecuatoriano Javier Humberto L. denuncia una presunta agresión policial
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2009-12-10
Ocurrió el pasado 29 de mayo, cuando Javier Humberto L. R., de 42 años de edad, estaba a punto de ser repatriado a su país, Ecuador. Este carpintero vive desde hace seis años en Madrid junto a su mujer. El matrimonio tiene tres hijos, todos ellos residentes en Ecuador. Javier Humberto estuvo internado 31 días en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) del barrio madrileño de Aluche. “Me negué a subir al avión y la Policía me pegó por no querer embarcar”, relata. No era la primera vez que había sido detenido. Desde que está en España, ya ha sido arrestado hasta en diez ocasiones, siempre por el mismo motivo: carece de permiso de residencia. Pero aquel día de mayo fue diferente.
Los agentes le trasladaron del aeropuerto de Barajas al CIE. “Un señor me metió en una habitación sin cámaras de videovigilancia y me empezó a insultar. Me decía: Eres un inmigrante de mierda, un hijo de puta. Esto te servirá de escarmiento, te vas a acordar de lo que has hecho. Y de repente me empezó a pegar y a patearme por todo el cuerpo”, recuerda. Para defenderse de los golpes, Javier Humberto estiró el brazo y una patada se estampó en su muñeca izquierda, que acabó fracturada. Su supuesto agresor amenazó después al resto de internos. “Esto es lo que os pasará si os negáis a subir al avión”, les dijo.
Javier Humberto recaló en el hospital, donde le extendieron un parte de lesiones. Con ese documento, acudió junto a su abogado a un juzgado, donde presentó una denuncia. Ahora está a la espera de juicio. “Ni siquiera quiero que me indemnicen. Quiero que se conozca mi caso para que no se vuelva a repetir lo que pasé. Me trataron como a un delincuente cuando yo no hice nada”, sostiene.
El director del centro donde estuvo retenido le aseguró que el agresor no trabajaba en Aluche. “Me consta que otras personas han sido maltratadas. Yo tuve la suerte de conseguir un certificado médico y poder denunciarlo”, concluye.
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