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Jornada de acción europea contra el capitalismo

Europa y la Unión Europea (UE) se encuentran en situación de alarma. En los últimos meses se agravaron la crisis crediticia y la crisis de la deuda y en repetidas conferencias intergubernamentales se aprueban programas de urgencia con el fin de salvar al capitalismo. Según los políticos y los medios de comunicación estos son indispensables para evitar el derrumbe, la recesión y una nueva pobreza. Si no nos defendemos esta retórica catastrofista permitirá reformas radicales del sistema de mercado que determinarán nuestra sociedad y nuestra vida en las próximas décadas. Durante los primeros años de la crisis se dijo que el capitalismo tenía que ser regulado, que los bancos y las grandes empresas debían pagar en parte el precio de la crisis de la cual ellos mismos eran responsables. Sin embargo ocurre todo lo contrario. La UE, sus países integrantes y los países candidatos a ella cifran sus esperanzas en mayor “competitividad” y en brutales medidas de austeridad para garantizar la “confianza” y las ganancias de la economía privada. Pero precisamente así confirman la lógica destructiva del capitalismo. El capitalismo es crisis e impotencia, es pobreza en medio de la riqueza privada. Organicémonos para construir una sociedad mejor!
 

La crisis es sistémica
La globalización capitalista de las últimas décadas ha agudizado la competencia entre las empresas y entre las regiones económicas. Todos los mayores países industrializados han desregulado sistemáticamente sus mercados. Han recortado las seguridades sociales, privatizado bienes públicos, reducido los derechos de los asalariados y reforzado los controles sociales, todo para favorecer un crecimiento capitalista tan desenfrenado como posible. Pero ahora incluso en Europa, del buen lado del sistema mundial, nuestra vida se vuelve de año en año más insegura y se profundiza la brecha social. Y en los países llamados “emergentes” la crisis social de todos modos es permanente. Esta se manifiesta en expropiaciones y en una explotación inescrupulosa, con el apoyo del estado cuya meta es un crecimiento nacional la cual beneficia solamente a los privilegiados. La transformación neoliberal de las últimas décadas puso también en estado de ebullición a los mercados financieros. Sea el boom informático, los fondos inmobiliarios o el comercio de derivados financieros, las burbujas especulativas revientan una tras otra, año tras año. A cada auge le sigue una caída estrepitosa. Los culpables no son, como muchos lo piensan, la pretendida avidez ni la corrupción de una pequeña élite sino la lógica cotidiana de la ganancia a la cual estamos todos sometidos, querámoslo o no.

A desmontar el régimen impuesto por la UE
En Europa el 2011 vio la crisis de la deuda y la crisis monetaria agravarse. Algunos estados están a punto de caer en bancarrota lo cual amenaza al Euro. A primera vista estos estados han “vivido por encima de sus recursos”. En realidad solo intentaron impulsar el crecimiento capitalista por medio del endeudamiento. Hicieron como todos los otros, solo que sin éxito. El apoyo del Banco Central Europeo (BCE) y de nuevos millonarios “fondos europeos de estabilidad financiera” está condicionado por imposiciones draconianas. Un sistema europeo de limitación de la deuda debería “apaciguar los mercados” a costa, claro está, de los asalariados, de los parados y de los estudiantes. Pero a las ganancias privadas no las tocan. Lo mismo sucede con los países candidatos del este y del sur europeo a los cuales la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) imponen amplios recortes presupuestarios y programas de privatización. Todo ello con el fin de proteger el régimen de competencia, generador de crisis, de la UE y por supuesto también las economías dominantes en Europa. Los gobiernos alemanes y franceses lograron resguardar casi totalmente sus intereses a pesar de ciertas diferencias políticas. En varios países, sin embargo, tuvieron lugar impetuosas manifestaciones de protesta. En todas partes surgieron iniciativas de base que intentan superar la propia impotencia política. Pero hasta ahora incluso las huelgas de masas no fueron exitosas. En última instancia los grandes sindicatos nacionales apoyan la política económica nacional de sus estados respectivos y solo reclaman paños calientes como consuelos. No hubo ninguna solidaridad sindical efectiva por encima de las fronteras nacionales. Si queremos que algo cambie a ese nivel tendremos que ocuparnos nosotros mismos de ello.

Podemos hacerlo mejor
La gestión europea de la crisis es tan especulativa como el capitalismo siempre lo ha sido pues un mayor ahorro pone tanto en peligro la estabilidad económica como un crecimiento en base al crédito. En el capitalismo no hay camino seguro sino una gestión permanente de la crisis. ¿Vale la pena desperdiciar nuestra vida para ello? Mejor luchemos conjuntamente contra el dictado del mercado y organicémonos de una vez por todas a nivel europeo. La Jornada de Acción Europea fijada para el 31 de marzo del 2011 es un primer paso en esta dirección. Manifestaciones simultáneas en varios países europeos no son un mero símbolo de solidaridad anticapitalista, ya son parte de una discusión y de conexiones que tienen lugar a nivel europeo. Invitamos a todas la iniciativas emancipadoras a participar en la configuración de este proceso. Tenemos que organizarnos fuera de los caminos institucionales y tenemos que ser tenaces. La crisis se manifiesta de modo diverso según nuestros países pero tenemos una meta común: No queremos salvar al capitalismo sino trascenderlo. Nos oponemos a las políticas de defensa del interés nacional y a las ideologías nacionalistas. Es importante la lucha contra el desmantelamiento continuo de los derechos sociales pero nuestra perspectiva debe ir más allá. Debemos destruir los imperativos fatales del capitalismo y de sus instituciones políticas. La “Democracia Real”, exigida en muchas protestas, solo es posible sin capitalismo!