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Acorralando a WikiLeaks. R. Stallman
Enviado por Anónima el Dom, 02/01/2011 - 01:22.Artículo de Richard Stallman sobre las protestas de Anonymus en apoyo a WikiLeaks publicado por The Guardian el 17 de diciembre de 2010
Las protestas de Anonymous por WikiLeaks son una demostración masiva frente a la autoridad
Las acciones en contra de MasterCard y Amazon no son 'hacking'. La gente está descubriendo la manera de protestar en el espacio digital.
Las protestas de Anonymous en la web a favor de WikiLeak son el equivalente en Internet a una gran manifestación. Es un error llamarlo hacking (inteligencia lúdica) o cracking (ruptura de seguridad). LOIC, el programa que está siendo utilizado por el grupo está pre-configurado, por lo tanto no requiere de mayores conocimientos para ser ejecutado, y no rompe la seguridad de ningún ordenador. Los manifestantes no han intentado tomar el control de la página web de Amazon, ni extraer datos de MasterCard: entran por la puerta principal del sitio web, que no puede hacer frente al volumen de visitas.
También es erróneo llamar a estas protestas ataques DDoS, o ataques distribuidos de denegación de servicio. Un ataque DDoS se realiza con miles de ordenadores “zombis”. Por lo general, alguien rompe la seguridad de esos ordenadores (frecuentemente con un virus) y toma el control remoto de los mismos, y entonces los utiliza como “robots” dirigiéndolos al unísono según su voluntad (en este caso, para sobrecargar un servidor). Los ordenadores de los manifestantes de Anonymous no son zombies; supuestamente están siendo manejados de forma individual.
No -la comparación correcta es con la multitud que protestó la semana pasada en las tiendas Topshop. No entraron en las tiendas ni se llevaron ninguna mercancía, pero seguro que causaron molestias a su propietario, Philip Green. No me gustaría nada que mi tienda (suponiendo que tuviera una) fuese el objetivo de una gran protesta. Tampoco le ha gustado a Amazon y MasterCard, y a sus clientes probablemente les molestó. Como pudo también ser molesto para los que esperaban comprar en Toshop el día de la protesta.
Internet no puede funcionar si las web son frecuentemente bloqueadas por multitudes, al igual que una ciudad no puede funcionar si sus calles están constantemente llenas de manifestantes. Pero antes de abogar por medidas enérgicas contra las protestas en Internet, hay que tener en cuenta por qué están protestando: en Internet los usuarios no tienen derechos. Como ha demostrado el caso Wikileaks, lo que hacemos “on line”, lo hacemos por tolerancia [N.T. sin derecho a hacerlo].
En el mundo físico, tenemos derecho a imprimir y vender libros. Si alguien quiere impedírnoslo, tendría que acudir a los tribunales. Este derecho es débil en el Reino Unido (pensemos en las “super-injunctions” [N.T. “super medidas cautelares”]), pero al menos, existe. Sin embargo, para crear un sitio web necesitamos los servicios de una empresa gestora de nombres de dominio, un ISP [N.T proveedor de Internet], y frecuentemente una empresa de alojamientos web. Cualquiera de ellos puede ser presionado para que nos corte el servicio. En los EE.UU, ninguna ley determina explícitamente esta precariedad [N.T. Falta de derecho]. Más bien, está incorporada en los contratos que nosotros mismos hemos permitido a estas empresas establecer como lo normal. Es como si todos viviésemos en habitaciones alquiladas y los propietarios pudieran desalojar a cualquiera en cualquier momento, sin previo aviso.
La lectura también se hace por tolerancia [N.T. sin derechos]. En el mundo físico, podemos comprar un libro con dinero en efectivo, y es tuyo. Eres libre de darlo, prestarlo o venderlo a cualquier otra persona. También eres libre de conservarlo contigo. Sin embargo, en el mundo virtual los dispositivos de lectura vienen con grilletes digitales que impiden dar, prestar o vender un libro, así como con licencias que lo prohíben. El año pasado, Amazon utilizó una puerta trasera en su lector de libros electrónicos para eliminar de forma remota miles de ejemplares de 1984 de George Orwell. El Ministerio de la Verdad ha sido privatizado.
En el mundo físico, tenemos el derecho a pagar con dinero y recibir dinero — incluso anonimamente. En Internet, sólo podemos recibir dinero con la aprobación de organizaciones como PayPal o MasterCard, y la “seguridad del estado” registra los pagos minuto a minuto. Leyes de “presunción de culpabilidad” tales como la Digital Economy Act, extienden este modelo de precariedad [N.T. Falta de derecho] a la conexión a Internet. Lo que hacemos en nuestra propia computadora también es controlado por otros cuando se usa software no-libre. Los sistemas de Microsoft y de Apple aplican grilletes digitales — características especialmente diseñadas para restringir a los usuarios. El uso continuado de un programa o aplicación es muy precario: Apple colocó una puerta trasera en el iPhone para eliminar de forma remota las aplicaciones instaladas y por su parte a Windows le permitió Microsoft instalar cambios de software sin pedir permiso.
Yo inicié el movimiento de Software Libre para reemplazar el software no-libre que controla al usuario por software libre que respeta su libertad. Con el Software Libre, podemos al menos controlar lo que hace el software en nuestros propios ordenadores.
El programa LOIC utilizado en las protestas de Anonymous es libre; es decir, los usuarios pueden leer el código fuente y cambiarlo, de modo que no se puedan imponer funciones maliciosas como sucede con Windows y MacOS.
En la actualidad, el estado de los EE.UU. es un nexo de poder para los intereses corporativos. Tiene que fingir servir al pueblo, y teme que la verdad pueda filtrarse. De ahí la razón para sus campañas paralelas contra Wikileaks: sofocarla aprovechando la precariedad [N.T. Falta de derecho] de Internet y limitar formalmente la libertad de prensa.
Los estados tratan de encarcelar a los manifestantes de Anonymous en vez de encarcelar a los torturadores y asesinos oficiales. El día en que nuestros gobiernos persigan a los criminales de guerra y nos digan la verdad, el control de las multitudes en Internet podrá ser nuestro problema a resolver más apremiante. Me alegraré si veo ese día.
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