Responder al comentario
Málaga ya lo sabía. Más de mil personas toman las calles por la continuidad de la CASA INVISIBLE
Enviado por Anónima el Lun, 12/10/2009 - 02:00.
Málaga ya lo sabía, pero además lo vio. El pasado 18 de septiembre las calles del centro de Málaga presenciaron una manifestación como no se recuerda en esta ciudad tal vez desde las movilizaciones por el “No a la Guerra”. Más de mil personas exigieron otro modelo de ciudad, clamaron contra la privatización de los espacios públicos, contra el desmantelamiento de la cultura, contra la ciudad escaparate, contra la política de los solares y la destrucción. Más de mil personas exigieron el derecho a la ciudad. Su voz gritó que la Casa Invisible debe continuar, que la Casa Invisible continuará.
Málaga ya lo sabía, pero además su Ayuntamiento lo vio. Ante un evento como el de este 18 de septiembre el Ayuntamiento no puede mirar hacia otro lado. No puede obviar los procesos de organización ciudadana, no puede pretender su eliminación como si no existieran, no puede imponer un modelo que pase exclusivamente por el tutelaje de las administraciones públicas o de instituciones privadas. Frente a la asfixiante regulación estatal y la voracidad del interés privado, la Casa Invisible, como tantas otras iniciativas ciudadanas, se fuga para instituirse como un lugar de creación colectiva, de agregación social, de intensa democracia, de organización cooperativa, de gestión ciudadana y cultura libre. Málaga lo sabía, pero además ahora conoce su fuerza.
Frente a la tristeza de unos modos de hacer trasnochados, el 18 de septiembre las calles de Málaga fueron tomadas por una alegría desbordante. Los diferentes bloques de una marea multicolor mostraron la potencia de una realidad insoslayable en nuestra ciudad y en Andalucía, como es la Casa Invisible. Personas y colectivos de la ciudad, pero también de todos los puntos de nuestra geografía, se dieron cita porque han hecho suya la Casa Invisible o porque quisieron mostrar su apoyo. A todas y todos, gracias.
Somos parte de esa misma marea que, el 18 de septiembre, fue encabezada por un camión lleno de músicos, que era seguida por un bloque de mujeres ataviadas como las sufragistas de hace 150 años, que se extendía entre bailes andinos, entre grupos de teatro, entre niñas y niños que acarreaban su Casa Invisible de cartón, entre un circo móvil, entre pregoneras que escalaron a las ventanas de los edificios, entre antiguos cines ahora abandonados por las políticas culturales pero cuyas fachadas fueron cubiertas por los enunciados de una iniciativa que, ahora más que nunca, el Ayuntamiento de Málaga, y con él el resto de instituciones andaluzas, debe aceptar y valorar en su justa medida.
Las mismas calles que hace pocos meses se quedaban casi vacías cuando el Ayuntamiento convocaba a la ciudadanía para defender su proyecto irreal de candidata a Capital cultural europea 2016, se abarrotaron cuando era la cultura libre, la gestión ciudadana, el derecho a la ciudad y la permanencia de la Casa Invisible las que llamaban.
Málaga ya lo sabía, pero además ahora es consciente de que no puede perder. Hace dos años y medio llegamos para quedarnos. El 18 de septiembre de 2009 supimos que no nos vamos.