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Racismo, punta de lanza del Fascismo

 

La Red por la Defensa de los Derechos de los Inmigrantes de Sevilla (REDI) lleva en marcha desde hace más de dos años, como plataforma de coordinación para los colectivos de inmigrantes y pro-inmigrante. El trabajo en torno a la despenalización del “top manta” o contra la reforma de la Ley de Extranjería es un ejemplo de este trabajo de coordinación. Sin embargo, la realidad del avance del discurso racista en la ciudad que desde la extrema derecha organizada se está fomentando –especialmente en los barrios obreros donde habita población migrante–, nos ha hecho centrar nuestra atención y energías en esta cuestión, en colaboración con la Coordinadora Antifascista de Sevilla.

Mientras estos discursos racistas sigan calando en el imaginario social, difícilmente podremos encontrar el apoyo necesario en la población para denunciar la situación de vulnerabilidad de la población inmigrante. Es por esto que para la REDI se hace prioritario denunciar estos discursos ante la opinión pública y exigir su condena social.

Pero ¿ante qué realidad nos encontramos?

El panorama económico de crisis en el que estamos envueltos desde el punto de vista social está enfrentando a las clases sociales más desfavorecidas –lo que popularmente se llama “poner a pelear a los pobres”. Como ejemplos recientes de ello podemos mencionar los enfrentamientos en la venta ambulante entre gitanos e inmigrantes, enfrentamientos en el campo andaluz entre jornaleros autóctonos e inmigrantes o las rivalidad entre trabajadoras del servicio doméstico.

La especial dificultad económica en la que se encuentran las personas inmigrantes, que carecen de un reconocimiento pleno de derechos, hace que acepten condiciones de trabajo (tiempo y salario) en la inmensa mayoría de las ocasiones abusivas. Los empresarios y empleadores aprovechan esta situación de vulnerabilidad de las personas migrantes. Primando sus ansias de lucro e intereses económicos por encima de los mínimos conceptos de ética y derechos humanos, emplean a estas personas bajo condiciones abusivas y desplazan a los trabajadores y trabajadoras autóctonas, que exigen mejores condiciones de trabajo. Los y las trabajadoras autóctonas más afectadas por la crisis (precarias, excluidas, jornaleras) se ven desplazadas de sus tradicionales recursos de trabajo y son condenadas al desempleo y la escasez.

La derecha fascista y organizada no tarda en aprovechar esta situación y extender como la pólvora los discursos racistas: “los inmigrantes nos quitan el trabajo”; “el español antes que el extranjero”. Ejemplos de ésto son en Sevilla los carteles y octavillas del partido fascista Democracia Nacional, que han aparecido en el barrio de San Jerónimo o el Cerezo con los lemas “ni perros, ni ratas, ni inmigrantes”.

Los peligros de estos discursos, como la historia nos demuestra, son grandes. Un lamentable ejemplo de ello en Sevilla son las agresiones a inmigrantes y activistas en defensa de los derechos de los inmigrantes por parte de militantes de formaciones fascistas. Además, estos violentos discursos extendidos entre la ciudadanía facilitan el camino a las medidas abusivas que desde los poderes del Estado toman contra la inmigración, y que se traducen en un progresivo recorte de derechos: redadas en espacios de integración social; aumento del tiempo de internamiento en los CIEs; ampliación de CIEs y construcción de centros nuevos; mayor militarización de las fronteras; mayor dificultad para la obtención o mantenimiento de los permisos de residencia y trabajo; aumento del número y de la violencia en los procedimientos de expulsión. Y todo esto sin crear demasiada alarma social porque los discursos racistas y xenófobos les abren al poder el camino para justificar estas medidas. Volvemos a asistir a una hipócrita alianza entre la derecha más extrema y el gobierno socialdemócrata para seguir aplicando su derecho penal del enemigo contra la población más vulnerable.

A estos peligros hay que sumar el del que, en tiempos de crisis, el fascismo refuerce su discurso y encuentre apoyo entre las trabajadoras y trabajadores, como la historia nos ha demostrado.

Actualmente, el racismo y la xenofobia son la punta de lanza del fascismo y de aquéllos que se aprovechan políticamente del discurso fascista. Ante esto, las personas, colectivos políticos y movimientos sociales sensibles a la violencia de estos actos racistas deben poner sus energías a trabajar juntas para desmontar estos discursos y no permitir el engaño a la ciudadanía. Debemos señalar cuáles son los verdaderos culpables de la crisis socioeconómica, que no son otros que los que siguen poniendo en el centro de sus intereses el afán de lucro por encima de la dignidad y los bienes más básicos de todas y todos.

Pastora Filigrana García es Asesora jurídica de la Oficina de Derechos Sociales de Sevilla y activista de la REDI. Ha sido una de las impulsoras de la campaña contra el racismo en la Coordinadora Antifascista de Sevilla.

 

http://www.kaosenlared.net/noticia/racismo-punta-lanza-facismo

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