Indymedia Estrecho / Madiaq - evolución http://estrecho.indymedia.org/taxonomy/term/320/0 es La ética y la moral, ¿natural o sobrenatural? http://estrecho.indymedia.org/general/noticia/%C3%A9tica-y-moral-%C2%BFnatural-o-sobrenatural <p></p><p>De c&oacute;mo los conocimientos cient&iacute;ficos actuales explican de manera natural los or&iacute;genes de la moral humana sin necesidad de recurrir a explicaciones religiosas o sobrenaturales</p> <p>&nbsp;</p> <p>Por: Jorge Luis Rojas D'Onofrio</p> <p>&nbsp;</p> <p>&nbsp;</p> <p>Las religiones son consideradas por gran cantidad de personas como bases de la &eacute;tica y de la moral humana. En muchas de estas religiones la moral y la &eacute;tica son presentadas como normas establecidas por un ser o seres sobrenaturales, y que no tendr&iacute;an sentido sin la existencia de lo sobrenatural, ya que dichas nociones morales parecen ir en contra del inter&eacute;s de las personas que implementan dichas normas, y parecen contradecir la aparente naturaleza ego&iacute;sta de los seres vivos. Pero esto no es m&aacute;s que una creencia que surge de la incomprensi&oacute;n del m&eacute;todo cient&iacute;fico, en primer lugar, y de la falta de conocimiento sobre las explicaciones cient&iacute;ficas actuales sobre la moral y la &eacute;tica humana, en segundo lugar. Existe una incomprensi&oacute;n del m&eacute;todo cient&iacute;fico ya que si en alg&uacute;n momento una observaci&oacute;n contradice las teor&iacute;as o creencias cient&iacute;ficas, como por ejemplo la observaci&oacute;n de acciones altruistas que contradicen el comportamiento ego&iacute;sta que supuestamente predice la teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n por selecci&oacute;n natural, entonces simplemente la teor&iacute;a debe ser modificada para que sea coherente con las observaciones y permita as&iacute; predecir de mejor manera los acontecimientos futuros. Simplemente es imposible que una observaci&oacute;n contradiga a la ciencia, porque la ciencia se basa en establecer teor&iacute;as que no contradigan las observaciones, modificando dichas teor&iacute;as las veces que sean necesarias para que sean acordes con las observaciones y as&iacute; predecir de la mejor manera el futuro. La ciencia es una serie interminable de correcciones que acercan la teor&iacute;a a la realidad. Pero m&aacute;s all&aacute; de esta consideraci&oacute;n esencial para entender el car&aacute;cter natural de la moral y la &eacute;tica humana, es necesario saber que dichas nociones morales y &eacute;ticas en realidad son bastante acordes con las teor&iacute;as actuales de la evoluci&oacute;n humana y el funcionamiento de la mente.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n</p> <p>&nbsp;</p> <p>Hace m&aacute;s de un siglo, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron una de las teor&iacute;as m&aacute;s poderosas para explicar las caracter&iacute;sticas de los seres vivos: la teor&iacute;a de evoluci&oacute;n de las especies por selecci&oacute;n natural [Darwin 1859]. Esta teor&iacute;a se deriv&oacute; en buena parte de los conocimientos que los seres humanos pose&iacute;an desde hac&iacute;a milenios, sobre la domesticaci&oacute;n de plantas y animales.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Hace miles de a&ntilde;os, los humanos empezaron a domesticar plantas y animales. La domesticaci&oacute;n probablemente comenz&oacute; de manera accidental. Los primeros humanos comenzaron a cultivar ciertas especies de plantas, y de cada especie, probablemente desecharon las plantas que menos satisfac&iacute;an sus necesidades, consumiendo aquellas que mejores caracter&iacute;sticas pose&iacute;an. Las frutas m&aacute;s dulces y jugosas eran preferidas a las m&aacute;s amargas y secas, por lo que estas &uacute;ltimas probablemente no eran consumidas, mientras que las semillas de las primeras eran cultivadas. Las frutas producidas por las semillas adquir&iacute;an las caracter&iacute;sticas de las plantas progenitoras. De igual manera los lobos menos agresivos, los que m&aacute;s ayudaban a los humanos en sus actividades de caza, guardia, diversi&oacute;n, fueron alimentados y cruzados con lobos de caracter&iacute;sticas parecidas, mientras que los lobos m&aacute;s agresivos y menos cooperadores eran repelidos, con lo que no se cruzaban con los primeros. As&iacute; los hijos de dichos lobos cooperadores se comportaban de manera similar a sus padres. De esta manera, poco a poco, los humanos empezaron a interferir en la supervivencia y reproducci&oacute;n de estas especies, mejorando la supervivencia y reproducci&oacute;n de aquellas plantas y animales que m&aacute;s los beneficiaban. En alg&uacute;n momento los humanos se dieron cuenta de este mecanismo y empezaron a seleccionar de manera mucho m&aacute;s planificada a las plantas y animales que utilizar&iacute;an para la reproducci&oacute;n. De esta forma los seres humanos dieron origen a gran variedad de razas de animales dom&eacute;sticos, as&iacute; como de plantas dom&eacute;sticas. Los lobos domesticados dieron origen a los perros actuales. Esto ocurri&oacute; de manera similar con caballos, llamas, gatos, cerdos, camellos, vacas, ovejas, abejas, y otras tantas especies animales. Otro tanto ocurri&oacute; con especies vegetales como el ma&iacute;z, el arroz, el trigo, la soja, la avena, la cebada, el banano o cambur, la manzana, la yuca o mandioca, el tomate, y muchas otras.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Darwin y Wallace se dieron cuenta de que as&iacute; como el ser humano puede modificar a las especies de plantas y animales seleccionando los espec&iacute;menes que m&aacute;s le benefician, la naturaleza puede por s&iacute; misma seleccionar a las plantas y animales que mejor aprovechan sus recursos. As&iacute; como el humano puede escoger al lobo m&aacute;s amigable y laborioso para dar origen al perro dom&eacute;stico, la naturaleza escoge al lobo m&aacute;s h&aacute;bil sobreviviendo y reproduci&eacute;ndose en el ambiente silvestre. De esta manera, el medio ambiente puede modificar la forma y el comportamiento de los seres vivos.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Una cantidad abrumadora de evidencias respaldan la teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n. Estudios geol&oacute;gicos han confirmado la avanzad&iacute;sima edad de nuestro planeta, con lo que el enorme tiempo de evoluci&oacute;n de los seres vivos que esto permite, explica la gran complejidad y variedad en las especies. Gran cantidad de f&oacute;siles han permitido encontrar los antepasados comunes de especies que a nuestros ojos resultan muy diferentes. Simulaciones por computadora han permitido recrear la evoluci&oacute;n a partir de peque&ntilde;as variaciones aleatorias durante grandes per&iacute;odos de tiempo.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Sin embargo, la teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n parece predecir un comportamiento ego&iacute;sta de los seres vivos, y no un comportamiento altruista. Es importante resaltar que en biolog&iacute;a un altruista es aquel que beneficia a otros perjudic&aacute;ndose &eacute;l mismo al hacerlo. De existir seres ego&iacute;stas y seres altruistas en una especie, los seres ego&iacute;stas recibir&aacute;n m&aacute;s beneficios que los seres altruistas, ya que los primeros recibir&aacute;n ayuda de los altruistas, pero sin perjudicarse al no ofrecer ellos ninguna ayuda. Por esto, a largo plazo, los seres altruistas deber&iacute;an extinguirse. Esto contradice el comportamiento de algunas especies, y en particular, el comportamiento de la gran mayor&iacute;a de los seres humanos.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El amor de familia</p> <p>&nbsp;</p> <p>Hay un caso particular en el que la teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n, tal y como la entendieron Darwin y Wallace, explica acciones altruistas en animales, y es el caso de las acciones altruistas de padres a hijos. Este altruismo es predecible ya que animales que benefician a sus hijos, est&aacute;n en realidad mejorando su propia reproducci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Pocos a&ntilde;os despu&eacute;s de los trabajos de Darwin y Wallace sobre la selecci&oacute;n natural, Gregor Mendel logr&oacute; descifrar el mecanismo mediante el cual los seres vivos adquieren las caracter&iacute;sticas de sus progenitores. Este mecanismo est&aacute; basado en la existencia de ciertas unidades en los seres vivos que contienen la informaci&oacute;n sobre las caracter&iacute;sticas de cada uno. Estas unidades ser&iacute;an denominadas genes. En a&ntilde;os m&aacute;s recientes los genes fueron identificados como partes de una largu&iacute;sima mol&eacute;cula denominada ADN (&aacute;cido desoxirribonucleico). En dicha mol&eacute;cula est&aacute; codificada la informaci&oacute;n sobre las caracter&iacute;sticas intr&iacute;nsecas de un ser vivo. Los genes determinan diversas caracter&iacute;sticas del ser, como la forma de su cuerpo, color, tama&ntilde;o, desarrollo y comportamiento. Este descubrimiento permitir&iacute;a posteriormente explicar acciones altruistas no s&oacute;lo entre padre e hijos, sino entre otros individuos con lazos de parentesco.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Animales como las abejas y las hormigas, los cuales presentan uno de los comportamientos altruistas m&aacute;s sorprendentes dentro del reino animal, dieron pie a la teor&iacute;a de la selecci&oacute;n de parentesco, desarrollada por W. H. Hamilton en los a&ntilde;os sesenta <span>[Hamilton 1964a] [Hamilton 1964b]</span>. Esta teor&iacute;a explica c&oacute;mo puede resultar exitoso un comportamiento altruista si este comportamiento va dirigido a los parientes cercanos de un individuo. Esto se debe a que los parientes cercanos tienen altas probabilidades de parecerse entre s&iacute;, por lo que un comportamiento altruista entre parientes implica probablemente un comportamiento altruista entre altruistas. De esta manera los seres ego&iacute;stas son discriminados, recibiendo menos beneficios de las acciones altruistas, mientras que los seres altruistas reciben grandes beneficios de la ayuda mutua. Esta teor&iacute;a predice acciones altruistas en especies en donde conviven individuos con estrechos lazos de parentesco. Tal es el caso de las abejas y hormigas, cuyo particular m&eacute;todo de reproducci&oacute;n implica un parentesco muy marcado entre las obreras de las colonias.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Una manera m&aacute;s sencilla de entender el altruismo que predice la selecci&oacute;n de parentesco es considerar que la selecci&oacute;n natural ocurre a nivel de los genes, y no a nivel de los individuos. Son los genes los que son seleccionados por el ambiente, y esto no siempre corresponde a seleccionar individuos (aunque en muchos casos s&iacute; corresponde). Este es el enfoque propuesto por Richard Dawkins en su libro, &quot;The Selfish Gene&quot; (El gen ego&iacute;sta) <span>[Dawkins 1976]</span>. Podemos ver la acci&oacute;n altruista de manera metaf&oacute;rica como la acci&oacute;n ego&iacute;sta de un gen que se ve a s&iacute; mismo en otro individuo. La acci&oacute;n de una hormiga que se sacrifica para proteger a las larvas de su hormiguero, puede ser vista como la acci&oacute;n de un gen que se protege a s&iacute; mismo, ya que se encuentra presente tanto en la hormiga como en la larva. La larva adem&aacute;s tiene la posibilidad de convertirse en una hormiga reina y reproducirse, mientras que la hormiga obrera es est&eacute;ril, por lo que el gen se protege mejor a s&iacute; mismo protegiendo a la larva.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La selecci&oacute;n de parentesco puede tambi&eacute;n ser una explicaci&oacute;n a la evoluci&oacute;n de organismos unicelulares hacia organismos pluricelulares. De la misma manera que el fuerte parentesco puede explicar comunidades de hormigas est&eacute;riles y altruistas en donde la reproducci&oacute;n est&aacute; asegurada por ciertas casta especializada de hormigas (hormigas reinas y reyes), tambi&eacute;n puede explicar la existencia de comunidades de c&eacute;lulas est&eacute;riles y altruistas, en donde la reproducci&oacute;n est&aacute; asegurada por ciertas c&eacute;lulas especializadas (espermatozoides y &oacute;vulos). En efecto organismos primitivos como las esponjas marinas est&aacute;n a medio camino entre colonias de organismos unicelulares, y organismos pluricelulares.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La selecci&oacute;n de parentesco parece explicar de manera m&aacute;s que convincente las acciones altruistas que diversos animales, incluyendo los seres humanos, realizan a favor de sus familiares. Sin embargo no explica c&oacute;mo los seres humanos pueden sentir respeto, compasi&oacute;n, y cari&ntilde;o por personas poco emparentadas, y llegar a realizar sacrificios y acciones heroicas en favor de personas desconocidas.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La evoluci&oacute;n y los cambios tecnol&oacute;gicos</p> <p>&nbsp;</p> <p>Una explicaci&oacute;n bastante simple a los actos altruistas entre personas poco emparentadas, es considerar que los mecanismos desarrollados de manera evolutiva para identificar a los parientes, pueden no ser lo suficientemente sofisticados como para evitar acciones altruistas entre individuos parecidos a los parientes. Si los seres humanos evolucionaron en ambientes en los que estaban permanentemente rodeados de familiares, entonces considerar a cualquier persona cercana como un pariente pudo ser un mecanismo efectivo de identificaci&oacute;n. Los conocimientos actuales que tenemos sobre las sociedades primitivas de humanos confirman el hecho de que los seres humanos vivieron en sociedades conformadas por clanes familiares. Los cambios bruscos que ha producido el desarrollo tecnol&oacute;gico de los seres humanos ha dado como resultado numerosos casos en los que comportamientos desarrollados de manera evolutiva tienen consecuencias irrelevantes o desventajosas desde el punto de vista de la selecci&oacute;n natural.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El miedo que puede producir una pel&iacute;cula de terror o de suspenso tiene muy poca utilidad para la supervivencia y reproducci&oacute;n de una persona, sin embargo ese mismo miedo es producto de las ventajas que represent&oacute; y representa para nuestros genes el miedo a animales peligrosos, a individuos agresivos, a la oscuridad, o a la soledad. El placer que produce una relaci&oacute;n sexual con anticonceptivos poca utilidad tiene para la reproducci&oacute;n de las personas, sin embargo ese placer existe debido a las ventajas que produjo (y todav&iacute;a produce) en la reproducci&oacute;n de las personas. El goce que puede producir el consumo de grandes cantidades de comida puede ser hoy en d&iacute;a perjudicial para la supervivencia de una persona, sin embargo este goce pudo ser muy &uacute;til en el ambiente de escasez en el que evolucionaron los seres humanos. Y as&iacute; podemos encontrar muchos otros ejemplos en los que caracter&iacute;sticas que surgieron por las ventajas evolutivas que representaron dan pie, debido al cambio brusco del medio ambiente producido por la tecnolog&iacute;a, a situaciones poco ventajosas desde el punto de vista evolutivo.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Siguiendo este argumento el afecto que puede sentir una madre o un padre por un hijo adoptivo, no representa una ventaja en cuanto a su reproducci&oacute;n, pero este afecto existe debido a las ventajas reproductivas que representa para la mayor&iacute;a de las personas el cuidar a sus descendientes (casos de adopciones pueden encontrarse en animales, e incluso entre animales de diferentes especies). Y as&iacute; muchas acciones altruistas pueden encontrar su explicaci&oacute;n en el efecto que los cambios bruscos producidos por la tecnolog&iacute;a tienen en los mecanismos desarrollados por la evoluci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La ayuda mutua</p> <p>&nbsp;</p> <p>A principios del siglo XX, el anarquista ruso Pyotr Kropotkin publica su libro &quot;El apoyo mutuo: un factor en la evoluci&oacute;n&quot; <span>[Kropotkin 1914]</span>. En &eacute;ste Kropotkin defend&iacute;a la tesis de que el apoyo entre individuos y especies para la supervivencia es un factor de gran importancia en la evoluci&oacute;n. Si bien muchos de los argumentos de Kropotkin son desestimados hoy en d&iacute;a, ya que muchas de las suposiciones cient&iacute;ficas en las que se bas&oacute; han sido desmentidas, tambi&eacute;n es muy dif&iacute;cil negar que el apoyo mutuo es una caracter&iacute;stica presente en innumerables grupos de organismos vivientes.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Kropotkin hubiera quedado maravillado por la actual teor&iacute;a endosimbi&oacute;tica, propuesta en los a&ntilde;os sesenta por Lynn Margulis <span><span>[Sagan 1967]</span></span>. Dicha teor&iacute;a propone una explicaci&oacute;n al complejo funcionamiento de las c&eacute;lulas de muchos seres vivos, compuestas por numerosos organelos especializados en funciones bastante diferentes. Esta explicaci&oacute;n consiste en suponer la asimilaci&oacute;n (como por ejemplo mediante fagocitosis, lo cual podemos entender coloquialmente como una c&eacute;lula comi&eacute;ndose a otra) de bacterias u organismos similares, por parte de c&eacute;lulas de mayor envergadura, dando como resultado la formaci&oacute;n de un sistema simbi&oacute;tico, en el que la c&eacute;lula anfitriona se beneficia de las reacciones qu&iacute;micas realizadas por las bacterias hu&eacute;spedes, mientras que las bacterias hu&eacute;spedes se benefician de la protecci&oacute;n y el alimento garantizado por la c&eacute;lula anfitriona. Un ejemplo ser&iacute;an las mitocondrias, organelos que se encargan de producir energ&iacute;a a partir de la glucosa y el ox&iacute;geno proporcionado por la c&eacute;lula. La teor&iacute;a endosimbi&oacute;tica se ve fuertemente respaldada debido a que hoy en d&iacute;a sabemos que las mitocondrias tienen un ADN propio, diferente del ADN ubicado en el n&uacute;cleo de las c&eacute;lulas humanas (o animales, o vegetales), tienen reproducci&oacute;n propia, similar a la de las bacterias, y adem&aacute;s por la existencia de bacterias muy similares a las mitocondrias pero cuya vida se desarrolla fuera de las c&eacute;lulas. De manera que probablemente cada persona, cada animal, cada planta, es en realidad una compleja comunidad de microorganismos en donde la ayuda mutua es esencial para su funcionamiento y preservaci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Pero quiz&aacute;s Kropotkin se hubiera maravillado a&uacute;n m&aacute;s con el enfoque del gen ego&iacute;sta, en el que toda mol&eacute;cula de ADN puede ser vista como producto del trabajo cooperativo de diversos genes, los cuales no podr&iacute;an reproducirse sin los aportes de cada uno. En efecto, la simbiosis, la cooperaci&oacute;n y el apoyo mutuo son completamente compatibles con la noci&oacute;n del gen ego&iacute;sta.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Muchos sentimientos y normas &eacute;ticas y morales tienen probablemente su origen en las ventajas evolutivas que representa la cooperaci&oacute;n y la ayuda mutua entre individuos.</p> <p>&nbsp;</p> <p>La teor&iacute;a de juegos</p> <p>&nbsp;</p> <p>La teor&iacute;a de juegos surge como disciplina cient&iacute;fica durante los a&ntilde;os veinte gracias a los aportes del h&uacute;ngaro John Von Neumann. Esta disciplina estudia mediante modelos matem&aacute;ticos el comportamiento de sistemas en los que existen diferentes &quot;jugadores&quot; con decisiones independientes, conflictivas o cooperativas. La teor&iacute;a de juegos es muy utilizada en la econom&iacute;a para estudiar la competencia y la cooperaci&oacute;n tanto de individuos como de estados y corporaciones. Adem&aacute;s tiene aplicaciones en la pol&iacute;tica, la guerra, la computaci&oacute;n, y otras &aacute;reas entre las que destaca la biolog&iacute;a <span>[Maynard Smith 1982]</span>. La teor&iacute;a de juegos aplicada a la biolog&iacute;a ha permitido explicar ciertos comportamientos en animales, comportamientos que la mayor&iacute;a de nosotros relacionamos al concepto de justicia.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El dilema del prisionero es uno de los &quot;juegos&quot; que m&aacute;s ha sido estudiado en el &aacute;mbito de la teor&iacute;a de juegos. Este juego es frecuentemente explicado utilizando como ejemplo el caso de dos prisioneros que fueron atrapados por ser sospechosos de un delito. La siguiente situaci&oacute;n se les presenta: cada uno puede callar (cooperar), o delatar a su compa&ntilde;ero (traicionar). Si ambos callan, ambos obtendr&aacute;n una condena leve. Si uno delata y el otro calla, el delator saldr&aacute; libre, mientras que el que call&oacute; obtendr&aacute; la pena de muerte. Si ambos delatan ambos obtendr&aacute;n cadena perpetua. El dilema est&aacute; en que la opci&oacute;n racional es delatar, ya que en el caso de que el otro calle, es mejor salir libre que obtener una condena leve, y en el caso de que el otro delate, es mejor obtener cadena perpetua que pena de muerte. Sin embargo si ambos act&uacute;an racionalmente, obtendr&aacute;n cadena perpetua, habiendo podido ponerse de acuerdo para obtener una condena leve.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Este juego ha sido utilizado para explicar numerosos comportamientos complejos en diversas &aacute;reas de estudio, como la formaci&oacute;n de carteles y oligopolios en la econom&iacute;a, la formaci&oacute;n de estados e instituciones, pactos militares, etc... En biolog&iacute;a evolutiva, los pagos o castigos corresponden a la p&eacute;rdida o ganancia en la probabilidad de reproducirse. Por ejemplo, el dilema del prisionero puede presentarse en el combate de dos animales por el control de un recurso (comida, pareja, territorio). En este caso si ambos deciden no enfrentarse (cooperar) entonces ambos pueden utilizar una fracci&oacute;n del recurso (la mitad para cada uno por ejemplo) sin recibir ning&uacute;n da&ntilde;o del enfrentamiento. Si uno decide huir (cooperar) y el otro opta por el enfrentamiento (traicionar), entonces el animal que ha huido no obtiene ning&uacute;n recurso, mientras que aquel que opta por el enfrentamiento obtiene todo el recurso sin recibir da&ntilde;os. Si ambos deciden enfrentarse, recibir&aacute;n una fracci&oacute;n de los recursos pero adem&aacute;s resultar&aacute;n afectados por posibles heridas producto del enfrentamiento. El mismo dilema se presenta en este caso, a pesar de que el enfrentamiento es la decisi&oacute;n m&aacute;s racional si cada uno la analiza por separado, es tambi&eacute;n una decisi&oacute;n que no es &oacute;ptima y que ser&iacute;a superada por decisiones m&aacute;s cooperativas.</p> <p>&nbsp;</p> <p>En organismos complejos el dilema del prisionero ha sido estudiado en su versi&oacute;n iterada, es decir, es una versi&oacute;n en la que los jugadores repiten el juego una y otra vez, recibiendo pagos o castigos m&aacute;s o menos grandes dependiendo del resultado de cada juego, y en donde sus decisiones dependen de los juegos previos (o dicho de otro modo, los jugadores tienen memoria). Dada la complejidad de estos juegos (debido al n&uacute;mero de iteraciones y de jugadores) los an&aacute;lisis se han realizado mediante simulaciones por computadora. En estas simulaciones, diversas estrategias para el dilema del prisionero iterado son puestas ha prueba, compitiendo entre s&iacute; por el mayor &eacute;xito reproductivo. Algunas de estas estrategias son muy simples, por ejemplo &quot;siempre cooperar&quot;, o &quot;siempre traicionar&quot;. Otras estrategias dependen de los juegos pasados entre los mismos jugadores. Por ejemplo, una estrategia podr&iacute;a ser responder de forma contraria a la decisi&oacute;n de los otros jugadores, traicionando a los jugadores que hayan cooperado, y cooperando con jugadores que hayan traicionado. La famosa ley del tali&oacute;n: ojo por ojo, diente por diente, es una estrategia en la que un jugador comienza cooperando, y continuar&aacute; cooperando con los jugadores que tambi&eacute;n cooperen, traicionando a los jugadores que hayan traicionado, con diferentes grados de &quot;venganza&quot; y &quot;perd&oacute;n&quot;. Estrategias basadas en la ley del tali&oacute;n han mostrado ser de las m&aacute;s efectivas cuando los jugadores tienen altas probabilidades de volver a encontrarse. De hecho la estrategia m&aacute;s exitosa de todas es aquella en la que el jugador recurre a la venganza s&oacute;lo una vez, cooperando en el principio, traicionando una vez que ha sido traicionado, pero volviendo a cooperar despu&eacute;s de la traici&oacute;n. Se trata de una estrategia levemente vengativa.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Estas simulaciones muestran que la noci&oacute;n de justicia m&aacute;s com&uacute;n entre los seres humanos tiene una explicaci&oacute;n evolutiva. Sentimientos como la venganza y la compasi&oacute;n son los mecanismos mediante los cuales nuestros genes ponen en pr&aacute;ctica una estrategia exitosa de reproducci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Rastros evolutivos de la justicia</p> <p>&nbsp;</p> <p>La evoluci&oacute;n implica peque&ntilde;os cambios que se van acumulando en el tiempo hasta producir las grandes diferencias que existen entre las especies. Si realmente nuestros sentimientos, nuestra moral y nuestra &eacute;tica son el producto de la evoluci&oacute;n, deben existir rastros de esta evoluci&oacute;n en los antepasados de los seres humanos, as&iacute; como en los animales m&aacute;s emparentados con nosotros. Por otro lado, la identificaci&oacute;n de parientes y el recuerdo de los &quot;dilemas del prisionero&quot; jugados con otros individuos implican cierto nivel m&iacute;nimo de memoria y an&aacute;lisis por parte de los individuos, lo cual puede explicar el por qu&eacute; las nociones de justicia que poseen los humanos parecen no existir en los organismos m&aacute;s simples.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El estudio de nociones de justicia en animales est&aacute; desarroll&aacute;ndose actualmente, por lo que es prematuro considerar dichos estudios como pruebas sobre los rastros evolutivos de la moral y la &eacute;tica, sin embargo no dejan de ser llamativos e incentivan futuras investigaciones. Uno de los aspectos estudiados en animales, relacionados con nuestra noci&oacute;n de justicia, es la llamada &quot;aversi&oacute;n a la inequidad&quot;. Entre humanos, uno de los conceptos m&aacute;s relacionados con la justicia, es la igualdad, por lo que existe cierta aversi&oacute;n a las situaciones en donde no existe igualdad de condiciones. Esto ha sido estudiado por soci&oacute;logos, psic&oacute;logos y economistas, entre los que destacan el suizo Ernst Fehr [Fehr &amp; Schmidt 1999], quien ha puesto a prueba el modelo de homo economicus, utilizado por economistas ortodoxos, en el que las personas simplemente desean maximizar sus ganancias, sin importar la desigualdad con respecto a las ganancias de otras personas. Experimentos con chimpanc&eacute;s [Brosnan 2004], monos capuchinos [van Wolkenten 2007], y perros [Range et al. 2008], parecen indicar la presencia de comportamientos que reflejar&iacute;an una aversi&oacute;n a la inequidad. En estos experimentos los animales son recompensados, generalmente con alimentos, a cambio de alg&uacute;n objeto o de alguna acci&oacute;n (como dar la pata en caso de los perros). Las recompensas pueden ser de mayor o menor valor para los animales. En estos experimentos se han estudiado las reacciones de los animales a las variaciones en las recompensas para una misma tarea. El resultado es que los animales reaccionan de manera bastante positiva (contin&uacute;an realizando las tareas) para recompensas de diferente valor, siempre que ambos reciban la misma recompensa. Sin embargo, cuando uno recibe menos recompensa que otro, as&iacute; ambas recompensas sean de bastante valor, entonces el animal &quot;discriminado&quot; empieza a comportarse de manera negativa, dejando de realizar la tarea e incluso mostrando agresividad hacia los experimentadores. La explicaci&oacute;n evolutiva detr&aacute;s de estos comportamientos puede encontrarse en el hecho de que en una comunidad de animales en donde existe trabajo cooperativo, recibir menos recompensa que otro animal implica generalmente que se est&aacute; haciendo un trabajo del que otros se est&aacute;n beneficiando, lo cual es obviamente desventajoso desde el punto de vista evolutivo. De esto podemos suponer que la aversi&oacute;n a la inequidad probablemente no est&eacute; presente en especies en donde no existe trabajo cooperativo (de ah&iacute; que los experimentos apuntan por ahora a animales sociables, como simios, monos y perros).</p> <p>&nbsp;</p> <p>Como vemos, sentimientos como la envidia, la humillaci&oacute;n, la injusticia, y comportamientos en contra de la explotaci&oacute;n y la desigualdad, pueden tener su origen en la evoluci&oacute;n de las especies.</p> <p>&nbsp;</p> <p>El alma, &iquest;natural o sobrenatural?</p> <p>&nbsp;</p> <p>Impl&iacute;cito en los argumentos de este art&iacute;culo est&aacute; el hecho de que nuestros sentimientos son b&aacute;sicamente innatos. Si bien su aparici&oacute;n, inhibici&oacute;n e intensidad puede ser influenciada por las experiencias y el aprendizaje, parece extremadamente probable que las bases de dichos sentimientos residan en nuestros genes. De ser as&iacute;, muchas de las caracter&iacute;sticas que la religi&oacute;n le otorga a un alma sobrenatural, ser&iacute;an en realidad caracter&iacute;sticas de un alma bastante natural, una alma constituida en un principio por los genes, y moldeada a trav&eacute;s de la experiencia. Del campo de la neurolog&iacute;a y la psicolog&iacute;a tambi&eacute;n han surgido indicios que respaldan la noci&oacute;n del alma natural.</p> <p>&nbsp;</p> <p>En su libro &quot;Descartes' Error&quot; (el error de Descartes) el neur&oacute;logo Antonio Damasio <span>[Damasio 1994] </span>expone varios argumentos a favor de una mente racional en la que los sentimientos juegan un papel esencial, en oposici&oacute;n al racionalismo de Descartes, en el que los sentimientos s&oacute;lo obstruyen el razonamiento. Para respaldar sus argumentos, Damasio presenta numerosos casos de pacientes que han recibido lesiones en su cerebro, lesiones que, dependiendo de la zona del cerebro afectada, tienen diferentes repercusiones en los sentimientos del paciente. Damasio muestra de manera bastante convincente, que los pacientes cuyos sentimientos han sido afectados, tambi&eacute;n se comportan de manera bastante irracional. Quiz&aacute;s sin querer (no se refiere a esto directamente) Damasio ha desmentido muchos mitos religiosos sobre el alma sobrenatural.</p> <p>&nbsp;</p> <p>&iquest;Cu&aacute;ntos de nosotros no hemos escuchado historias de almas que se elevan hacia el cielo, o de la vida despu&eacute;s de la muerte, o de reencarnaciones? Todas estas historias suponen que existe algo llamado alma, donde reside la esencia de nuestros sentimientos, de nuestra manera de ser, de nuestra personalidad, y que esta alma es pr&aacute;cticamente indestructible (o al menos mucho menos vulnerable que el cuerpo), por lo que puede sobrevivir a la muerte de la persona, o incluso a varias muertes (despu&eacute;s de respectivas reencarnaciones). Y as&iacute; hay historias de personas que al volver de la muerte, relatan sue&ntilde;os en donde ven una luz al final del t&uacute;nel; sue&ntilde;os en los que las personas parecen observarse (uno se preguntar&iacute;a con qu&eacute; ojos) a s&iacute; mismas desde afuera de su cuerpo, etc...</p> <p>&nbsp;</p> <p>Pero los casos que muestra Damasio m&aacute;s bien muestran un alma muy vulnerable, que se ve afectada con lesiones en el cerebro, y que incluso posee una estructura bastante f&iacute;sica, en el sentido de poseer diversos m&oacute;dulos diferenciables por su ubicaci&oacute;n en el sistema nervioso. &iquest;C&oacute;mo puede explicar la religi&oacute;n que una persona pierda sus sentimientos por una lesi&oacute;n en el cerebro? &iquest;quiz&aacute;s dicha lesi&oacute;n le ha extra&iacute;do su alma sobrenatural, por lo que es una especie de cuerpo carente de alma? Pero entonces &iquest;c&oacute;mo puede explicar la religi&oacute;n que una persona no pierda todos sus sentimientos, sino s&oacute;lo algunos? &iquest;Se trata acaso de que el alma se ha partido en dos, una de las partes permanece dentro de la persona, y la otra afuera? &iquest;Pero entonces como puede ser juzgada dicha persona, cual de las partes del alma ir&aacute; al cielo, cu&aacute;l al infierno? &iquest;Al morir la persona vuelven a reunirse las partes?</p> <p>&nbsp;</p> <p>M&aacute;s coherente con los casos expuestos por Damasio que la noci&oacute;n de un alma incorp&oacute;rea e indestructible, es la noci&oacute;n del alma como un complejo &oacute;rgano de la mente, parte esencial de su funcionamiento, y que le permite tomar decisiones haciendo una ponderaci&oacute;n de los diferentes escenarios previsibles. Esto tambi&eacute;n es coherente con la teor&iacute;a computacional de la mente respaldada por el psic&oacute;logo Steven Pinker <span>[Pinker 1997]</span>, en la que la mente puede ser vista como un sistema de tratamiento de informaci&oacute;n extremadamente complejo, y que fue moldeado por la evoluci&oacute;n.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Los objetivos de los genes no son nuestros objetivos</p> <p>&nbsp;</p> <p>Si bien es bastante probable que nuestra moral y nuestra &eacute;tica sean propiedades de nuestra mente, cuyas bases fueron generadas por nuestros genes debido a las ventajas evolutivas que &eacute;stas representaron para &eacute;stos, es importante decir que los objetivos de los seres humanos no corresponden a los objetivos de nuestros genes. De hecho hablar de los objetivos de los genes es una simple met&aacute;fora que permite entender f&aacute;cilmente diversos aspectos de la evoluci&oacute;n, pero que es, rigurosamente hablando, falsa. Los genes no tienen objetivos, ya que los objetivos son nociones que poseen seres con avanzados sistemas de tratamiento de la informaci&oacute;n como los seres humanos y algunos animales (probablemente simios, elefantes, delfines), cosa que no poseen trozos de mol&eacute;cula de ADN. Pensar que nuestras acciones deben corresponder a lo m&aacute;s ventajoso desde el punto de vista evolutivo es una desafortunada consecuencia de la ignorancia mezclada con la teor&iacute;a de la evoluci&oacute;n. Los seres humanos tenemos el objetivo de ser felices, y este objetivo es consecuencia de un mecanismo llamado evoluci&oacute;n, mecanismo que no tiene ning&uacute;n objetivo. Entonces muchas veces las acciones que aumentan la felicidad de las personas corresponden con las acciones que aumentan la supervivencia de nuestros genes. Pero en ciertas ocasiones las acciones que aumentan nuestra felicidad no aumentan la supervivencia de nuestros genes, y no hay ninguna raz&oacute;n para no realizar dichas acciones, de todas formas, a los genes (como a cualquier pedazo de mol&eacute;cula) poco les importa. El hecho de que emocionarnos al ver una pel&iacute;cula, disfrutar de la m&uacute;sica, usar anticonceptivos, ayudar a un extra&ntilde;o, no aumente las probabilidades de supervivencia de nuestros genes, no es ninguna raz&oacute;n para dejar de hacer estas actividades; el hecho de que produzcan felicidad es suficiente para seguir realiz&aacute;ndolas.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Referencias</p> <p>&nbsp;</p> <p><span><span>[Brosnan 2004] Brosnan, S.F. (2004). &quot;Tolerance for inequity may increase with social closeness in chimpanzees&quot; (subscription required). Proceedings of the Royal Society on Biological Sciences 272 (1560): 253&ndash;8. doi:10.1098/rspb.2004.2947. PMID 15705549. <a href="http://userwww.service.emory.edu/~sbrosna/Manuscripts/Brosnan%20PRSL%202005.pdf">http://userwww.service.emory.edu/~sbrosna/Manuscripts/Brosnan%20PRSL%202005.pdf</a>.</span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p>[Damasio 1994] Damasio, Antonio. (1994) &quot;Descartes' Error: Emotion, Reason, and the Human Brain&quot;, Putnam Publishing, hardcover: ISBN 0-399-13894-3</p> <p>&nbsp;</p> <p><a name="CITEREFDarwin1859"></a><span><span>[Darwin 1859] </span></span><span><span><span>Darwin, Charles, (1859) &quot;On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life&quot; (1st ed.), London: John Murray, <a href="http://darwin-online.org.uk/content/frameset?itemID=F373&amp;viewtype=text&amp;pageseq=1">http://darwin-online.org.uk/content/frameset?itemID=F373&amp;viewtype=text&amp;pageseq=1</a>, retrieved 2009-01-09 </span></span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p><span>[Dawkins 1976] Dawkins, Richard (1976). &quot;The Selfish Gene&quot;. New York, New York: Oxford University Press. p.&nbsp;15. <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/International_Standard_Book_Number">ISBN</a> <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Special:BookSources/0192860925">0192860925</a>. </span></p> <p>&nbsp;</p> <p><span><span>[Fehr &amp; Schmidt 1999] Fehr, Ernst &amp; Schmidt, Klaus M. (1999) &quot;<a href="http://ideas.repec.org/a/tpr/qjecon/v114y1999i3p817-868.html">Theory Of Fairness, Competition, And Cooperation</a>&quot;. <a href="http://ideas.repec.org/s/tpr/qjecon.html">The Quarterly Journal of Economics</a>, MIT Press, vol. 114(3), pages 817-868, August </span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p><span><span><span>[Hamilton 1964a] Hamilton, W.D. (1964) &quot;The Genetical Evolution of Social Behaviour. I&quot;. Journal of Theoretical Biology 7 (1): 1&ndash;16. <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Digital_object_identifier">doi</a>:<a href="http://dx.doi.org/10.1016%2F0022-5193%2864%2990038-4">10.1016/0022-5193(64)90038-4</a>.&nbsp; </span></span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p><span><span><span>[Hamilton 1964b] Hamilton, W.D. (1964) &quot;The Genetical Evolution of Social Behaviour. II&quot;. 1964. Journal of Theoretical Biology 7 (1): 17&ndash;52. <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Digital_object_identifier">doi</a>:<a href="http://dx.doi.org/10.1016%2F0022-5193%2864%2990039-6">10.1016/0022-5193(64)90039-6</a>. </span></span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p><span><span><span>[Kropotkin 1914] Kropotkin, Piotr. (1955) &quot;Mutual Aid: A Factor of Evolution&quot; paperback (reprinted 2005), includes Kropotkin's 1914 preface, Foreword and Bibliography by <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Ashley_Montagu">Ashley Montagu</a>, and <a href="http://en.wikipedia.org/w/index.php?title=The_Struggle_for_Existence&amp;action=edit&amp;redlink=1">The Struggle for Existence</a>, by <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_H._Huxley">Thomas H. Huxley</a> ed.). <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Boston">Boston</a>: <a href="http://www.extendinghorizons.com/">Extending Horizons Books</a>, <a href="http://www.portersargent.com/">Porter Sargent Publishers</a>. <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/International_Standard_Book_Number">ISBN</a> <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Special:BookSources/0-87558-024-6">0-87558-024-6</a>. </span></span></span></p> <p>&nbsp;</p> <p>[Maynard Smith 1982] Maynard Smith, John. (1982).&quot; Evolution and the Theory of Games&quot;. Cambridge University Press. ISBN 0-521-28884-3</p> <p>&nbsp;</p> <p>[Pinker 1997] Pinker, Steven. How the Mind Works. New York, Norton. 1997. ISBN 0713992409.</p> <p>&nbsp;</p> <p>[Range et al. 2008] Range, Friederike; Horn, Lisa; Viranyi, Zs&oacute;fia; Huber, Ludwig. (2008) &quot;The absence of reward induces inequity aversion in dogs&quot; Proceedings of the National Academy of Sciences.</p> <p>&nbsp;</p> <p>[Sagan 1967] Sagan, Lynn (1967). &quot;On the origin of mitosing cells&quot;. J Theor Bio. 14 (3): 255&ndash;274. doi:10.1016/0022-5193(67)90079-3. PMID 11541392.</p> <p>&nbsp;</p> <p>[van Wolkenten 2007] van Wolkenten, Megan; Brosnan Sarah, F.; de Waal Frans, B. M. (2007). &quot;Inequity responses of monkeys modified by effort&quot;. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America 2007;104(47):18854-9.</p> <p>&nbsp;</p> http://estrecho.indymedia.org/general/noticia/%C3%A9tica-y-moral-%C2%BFnatural-o-sobrenatural#comments General ética evolución genes mente moral Wed, 18 Nov 2009 02:01:39 +0000 398 at http://estrecho.indymedia.org